En junio del 2008 la OMA aprobó un documento denominado "La Aduana del Siglo XXI", en el que advertía de los retos que tendría la aduana en el presente siglo, fruto del crecimiento, desarrollo y las nuevas amenazas del comercio internacional, así como de las nuevas funciones que la administración aduanera estaba obligada a asumir en forma equilibrada: seguridad del comercio y de la cadena logística, y facilitación del comercio. Este documento identifica 10 pilares que debería implementar una Administración Aduanera que quisiera ser considerada moderna y eficiente.
Uno de esos pilares es el relacionado con el uso de la tecnología y herramientas tecnológicas para mejorar el procesamiento de la información, la gestión de riesgo, y la detección inteligente y no intrusiva de los ilícitos o infracciones aduaneras. Este pilar tiene como finalidad que la Administración Aduanera, a través del uso de la tecnología de la información y de las herramientas tecnológicas, potencie y expanda su capacidad de control para lograr un comercio internacional seguro y facilitado (es decir, ágil).
Ahora bien, la aplicación de este pilar no solo significa la mejora tecnológica sino también, y fundamentalmente, contar con información que pueda ser explotada con el uso de la tecnología; de nada sirve tener equipos de última generación, programas informáticos novedosos y analistas de primer nivel si no se tiene información con la cual alimentar dichos programas y analizar. La modernidad no va por el equipamiento sino por su uso eficiente para generar información para la toma de decisiones.
Hace poco tuve acceso a un trabajo de investigación de la OMA sobre las implicancias del "Big Data" para las aduanas, en especial en la gestión de riesgo. Dicho documento define al Big Data (reconociendo que no hay una definición consensuada) como "la información que abarca un enorme conjunto de datos, demasiado grande como para completar el trabajo necesario dentro de un plazo aceptable de espera apoyado en la gestión de datos y modelos de procesamientos tradicionales". En otras palabras, la información disponible hoy en día es de tal magnitud que no se puede procesar a tiempo utilizando técnicas de explotación y análisis tradicionales, y eso es cierto en todos los campos, incluido en el de la información del comercio transfronterizo, directamente vinculado al quehacer aduanero.
Otro hallazgo del trabajo de investigación es que las Administraciones Aduaneras no están utilizando toda la información que pudieran explotar y que les brinda el Big Data, pues solamente analizan su propia información (aquella que les brinda las declaraciones aduaneras y los documentos presentados con ellas); más aun, en algunos casos ni siquiera las distintas áreas de la Administración Aduanera comparten su información, estando la información global compartimentada, lo que evidentemente genera ineficiencias analíticas y de toma de decisiones.
Y este es el punto en el que los pilares de la Aduana del Siglo XXI se vinculan con todo este tema del volumen de información, pues la Administración Aduanera moderna debería estar en condiciones de acceder a la información de las Administraciones Aduaneras de otros países (a través de convenios de intercambio de información), así como a la información de otras entidades vinculadas al comercio exterior (autoridades sanitarias, fitosanitarias, migratorias, entre otras), e incluso establecer alianzas y cooperar con el sector privado para la obtención de información; tal como lo recomiendan otros pilares del la Aduana del Siglo XXI. Solo contando con la mayor información relevante posible, una Administración Aduanera podrá tener el insumo para mejorar su capacidad de análisis y, por consiguiente, de respuesta para asegurar el comercio exterior y para facilitarlo.
Es entonces que, a nuestro entender, la aduana peruana tiene todavía camino para recorrer para poder ser una aduana moderna en los términos de la visión de la OMA de una Aduana del Siglo XXI, y explotar eficientemente la gran cantidad de información que se puede analizar; pero para lograr ese objetivo es innegable que también se requiere de la decisión política, tanto dentro como fuera de la administración tributaria.